Infección viral severa muy contagiosa e infecciosa producida por un virus conocido como Morbillivirus que puede llegar hasta a matar a los niños, tiene más incidencia mortal que otras enfermedades. Afortunadamente, se puede prevenir o aminorar su fuerza por medio de la vacunación, por lo que ya no es tan común.

Los niños de países subdesarrollados o en vía de desarrollo son los más vulnerables a sufrir esta enfermedad con consecuencias devastadoras, debido a que no tienen acceso a servicios de salud adecuados y en algunos casos a las vacunas para prevenirla.

Este virus, ataca el sistema inmunológico trayendo como consecuencia, aunque en porcentaje pequeño, complicaciones (1/1000) que pueden ser mortales, tales como la diarrea, infecciones al oído medio, encefalitis (infección al cerebro) y la neumonía; también, el sarampión puede traer consigo secuelas permanentes como la ceguera, sordera y encefalitis.

Se transmite del contacto directo (persona a persona) y puede producir epidemias, personas de todas las edades pueden ser contagiadas, sobre todo niños y personas que no estén inmunizadas. Como el virus se aloja y multiplica en la tráquea se transmite cuando la persona infectada tose, estornuda o habla, expulsando gotitas que infectan a otra persona, de igual forma los líquidos segregados por la nariz o garganta también transmiten la enfermedad. Los niños tienden a llevarse las manos a la boca y la nariz, si el niño estuviera con el virus, puede contaminar los juguetes que comparte con sus hermanos o compañeros, contagiándolos, inclusive antes que surjan las erupciones, el sarampión puede transmitir la enfermedad cuatro días antes de aparecer los primeros síntomas, continuando hasta cuatro días después de aparecida la erupción. Con un examen serológico se puede confirmar la enfermedad de ser necesario se realizará un cultivo viral.