Es muy dificil que los bebés se acostumbren a los nuevos sabores, por ello debes tener ciertas técnicas para que su alimentación sea agradable y no se convierta en un sufrimiento para él, y una perdida de deseperación para ti.

• La fruta ha de ser dulce. No le gustará si reconoce en ella el dulzor ya familiar de la leche. Un truco para que la papilla no le resulte demasiado ácida es preparar una compota de manzana y pera en el microondas. Se pela la fruta, se trocea y se pone en un recipiente tapado a temperatura máxima durante diez minutos. Después se tritura y se utilizan unas cucharaditas de compota para endulzar la papilla. También puedes conseguir papillas más dulces añadiendo zanahoria cocida al triturar la fruta. Lo que no debes hacer es poner azúcar ni galletas.
• Las cantidades, pequeñas. Tanto en el plato como en la cuchara. Es mejor servir poca cantidad y dejarle seguro repetirá si le gusta. A nosotros también nos agobia un plato demasiado lleno si no tenemos mucha hambre, y con mayor motivo si nunca hemos probado los alimentos que hay en él.
• Déjale usar sus cubiertos preferidos. Los alimentos se pueden oler, saborear, tocar y coger, con las cucharas o con los dúos. Si le animas a adquirir autonomia, comerá con gusto los alimentos que él mismo es capaz de llevarse a la boca. Una opción intermedia es dejarle practicar con su cuchara mientras tú le ayudas con otra.
• No le obligues a comer. Ésta debera ser la primera posición que debes adoptar: tu hijo come cuando tiene hambre y se niega a hacerlo cuando su apetito está saciado. No debe interferirse en ese mecanismo de autorregulación gracias al cual los bebés comen ni más ni menos de lo que necesitan. El pediatra te aconsejará cómo actuar si observa cualquier anomalía en su crecimiento.