La circuncisión en el bebé

circuncisionInvestigaciones corroboran una menor incidencia de enfermedades de transmisión sexual en el varón circunciso, comparado con el no-circunciso.

La fimosectomía, o circuncisión como se la llama comúnmente, es un procedimiento mediante el cual se remueve quirúrgicamente el prepucio (la piel que recubre la cabeza del órgano masculino). Desde tiempos remotos, los pueblos semitas han practicado este procedimiento a los niños, pocos días después de su nacimiento, basándose en creencias religiosas y consideraciones higiénicas.
Antiguamente, cualquier tipo de infección urinaria que sufría el neonato se le atribuía a factores congénitos, es decir, malformaciones genéticamente predeterminadas, ya que se consideraba casi imposible que las bacterias pudiesen penetrar en las vías urinarias masculinas, debido a la longitud del pene; no obstante, según numerosos estudios y trabajos de investigación, se ha determinado que la higiene de la zona genital es una variable significativa que influye de manera importante en la aparición de este tipo de problemas.
La "mala limpieza" de la zona genital, capaz de propiciar infecciones, se debe a que las bacterias se asientan y adhieren al prepucio, beneficiadas por la falta de higiene; es entonces cuando los gérmenes, consecutivamente, pudieran ascender a las vías urinarias altas y así ocasionar padecimientos como la pielonefritis. La práctica de la circuncisión neonatal, junto con el aseo apropiado del glande, impide la colonización de las bacterias en el área. De esta manera, se logran disminuir en gran magnitud la incidencia de estas peligrosas enfermedades pediátricas.
Además de realizar esta práctica en niños que presentan estrechez anormal o prepucio excesivamente largo, es recomendable tomarla en cuenta en casos absolutamente normales, ya que las infecciones de tracto urinario alto que se presentan en los primeros años de vida, a menudo conducen a un daño renal substancial, que en algunos casos pudiese desarrollarse posteriormente como una enfermedad renal terminal, durante la etapa de la adolescencia.
Por otra parte, existen quienes acusan a la circuncisión de ser un procedimiento que causa dolor al neonato y lo expone al riesgo de contraer infecciones; además de todos los factores de peligro que implican las intervenciones quirúrgicas, como el sangramiento. Sin embargo, hoy en día existe anestesia local para disminuir el dolor, antibióticos que se utilizan para la prevención y el tratamiento de infecciones, y la vitamina K que reciben todos los niños al nacer, para evitar hemorragias.
Recientemente, en Australia, pediatras del departamento de Nefrología del Hospital de Niños Royal Alexandra, publicaron un estudio donde analizan la correspondencia que existe entre la circuncisión neonatal y la incidencia de infecciones urinarias en niños, concluyendo de la siguiente manera:
"La circuncisión neonatal disminuye el riesgo de infecciones urinarias sintomáticas en los niños preescolares". Esto respalda investigaciones previas que han determinado que: "La incidencia de infecciones del tracto urinario es diez veces mayor en el varón no-circunciso que en el circunciso".
Es recomendable efectuar la fimosectomía, pocos días después de nacido el niño, cuando el dolor y el sangramiento son menores y el post-operatorio más manejable, por medio de cremas de antibióticos y calmantes comunes. No es necesario realizar este procedimiento en un quirófano, ya que es de carácter menor; puede efectuarse en cualquier consultorio o retén, siempre por un médico especializado.

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